El término energía se refiere a todo aquello que nos permite realizar una acción concreta o poner algo en movimiento. Se mueve a través de ondas vibracionales que, en función de la velocidad a la que se propagan, las llamaremos de baja o de alta frecuencia. Desde el punto de vista de la conciencia, cada persona está provista de su propia energía y en función del grado de despertar que haya alcanzado, emanará distintas frecuencias… desde las más densas o bajas, hasta las más altas o elevadas.
Pero entonces ¿qué diferencia hay entre la baja y la alta frecuencia vibracional?
La energía conciencial de baja frecuencia es predominantemente lenta. La asociamos a estados anímicos decaídos, relacionados con el abatimiento o la apatía. Desde estas frecuencias, es muy difícil iniciar nuevos proyectos creativos, realizar cambios o salir del estancamiento. Suele acompañarse también de mucha sensación de debilidad y vulnerabilidad ante cualquier tipo de manipulación mental o energética. La energía conciencial de alta frecuencia en cambio, permite el movimiento ágil, es capaz de transmitir mayor información a gran velocidad y facilita la manifestación de estados que tienen que ver con la plenitud, la serenidad y la sabiduría.
Para poder salir de las antiguas bajas frecuencias e ir integrando frecuencias cada vez más altas, es importante entrenarse diariamente en estos tres puntos:
- La limpieza física, mental y energética, es el primer paso para que nuestra energía esté potenciada y en dirección ascendente. En este punto, la desparasitación biológica y energética, nos ayudará a sacar todo aquello que impida que podamos manifestar nuestra esencia más elevada.
- La eliminación de cualquier tipo de programación mental y energética, es otro factor que ayuda muchísimo a subir la energía. Las terapias psicológicas y energéticas, pueden impulsar la eliminación de implantes y programas que pudieran estar instalados en la conciencia o en los canales sutiles internos.
- El desarrollo de la sabiduría a través del entrenamiento de la atención, hasta que la conciencia vaya despertando por sí misma. En ese sentido, la terapia energética ayuda a remover obstáculos y a darse cuenta de la importancia de practicar diariamente el estado de presencia, que es el camino para ir integrando los distintos niveles de realización conciencial.
En definitiva, la alta frecuencia energética es lo que puede darnos un gran empuje en la vida cotidiana, además de propulsar y acelerar la propia evolución.